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Sobre campañas y violencias




Las actuales elecciones internas del MPN son motivo análisis político de amplios sectores de la sociedad. En la siguiente nota, la periodista Mónica Reynoso conversa con otro periodista, su amigo Fabián Bergero, a raíz de la nota que éste publicara en (8300). El debate se centra en las campañas publicitarias que buscan ganarse la voluntad de votantes. Y lo excede ampliamente.


Mónica Reynoso


Si me permiten, quisiera discutir públicamente con mi amigo y colega Fabián Bergero, quien ha publicado una columna escéptica sobre la campaña interna del MPN y me ha suscitado ganas de seguirla.


En realidad hace rato que la monstruosa (a tal señor, tal honor) campaña de Sobisch me revuelve las tripas. (Y desde antes, cuando sus acólitos desplegaron impresionantes recursos como productora de espectáculos. Llenaron la ciudad de propaganda colosal –Sabina, Daddy Yankee y otros– como nunca se vio, hicieron ésos y otros recitales y desaparecieron súbitamente. ¿Les fue mal en el rubro? ¿se pasaron a otro? ¿ya cumplieron su cometido, el que denunció Labate? ¿no es muy raro todo?) Lo que digo ahora es que la ostentación de riqueza provoca náusea. Sea bien o mal habida. “Nadie puede amasar una fortuna sin hacer harina a los demás”, dijo Manolito. Y si los que exhiben aparatosidad lo hacen en nombre de la democracia, la salud, la educación, bienes preciosos para la humanidad, la náusea se hace insoportable.


Todos los candidatos a algo están convencidos de que si ponen sus nombres en los paredones públicos ya tienen parte del éxito conquistado. Así parece cada vez que hay alguna elección. ¿De verdad creen eso? Está absolutamente en desuso, lo sé, proponer razones, ofrecer argumentos, ayudar a pensar. Pensar también. Pero no estaría de más, a casi treinta años de terminada una dictadura, ejercer la persuasión con ideas, seducir con el pensamiento, arriesgarse a la creatividad. No más golpes, aunque sean de efecto ¡Esos cartelitos que atan a los postes! ¿no son patéticos? ¿quién les dijo que son buenos para juntar votos? ¿creen que cuántos más cartelitos cuelguen más simpáticos caerán a los votantes? ¿creen eso? Como se ve, coincido con Fabián en la pobreza de las campañas. La de Jorge Sapag, que postula “Juntos” al lado de Ana Pechen da para pensar que sólo hablan de la reunión de ellos mismos, lo que en sustancia no da frío ni calor. Significación cero. Como la enumeración exasperante de obrasobrasobras que viene publicando en los medios el gobierno/el Estado/la fórmula. ¿Alguien las lee? ¿las confronta con algo? ¿dice uh, qué bárbaro, gracias?


Discrepo con mi amigo en un MPN derrotado de antemano, porque los adversarios tampoco han dado muestras de ingenio. Martín Farizano prometiendo “Vamos a cambiar” ¿qué está diciendo? ¿qué corregirá el rumbo de su gobierno? ¿asume que estuvo equivocado? ¿declara un mea culpa? ¿o se trata de otra cosa, difícil de discernir? Si nos atenemos sólo a la intensidad de las campañas, vale decir, a qué cantidad de tormento publicitario nos someten a diario, en todo momento y lugar, el MPN siempre conserva la delantera, por motivos que sería obvio explicar pero que Fabián ha comentado acertadamente. Razones de caja, digamos.


Ahora bien, la campaña de Sobisch ha sido y es, como sus gobiernos, la más susceptible de análisis. Semiológico, lingüístico, sociológico, psicoanalítico, y claro, político. Todos los recursos empleados en su propaganda son un modelo perfecto de violencia discursiva. Verás, Fabiancito, que es bastante más que “tazo, tazo”.


Es la primera vez que un candidato calla su nombre, y no precisamente por modestia, que no es el caso. Lo sustituye por un atributo exclusivamente masculino, optativo incluso para los varones, como ícono de referencia. En literatura se llama metonimia y consiste en nombrar la parte por el todo, entre otras formas. Pero aquí no se nombra. Se sustrae el nombre. El procedimiento es de múltiple sustracción, de escamoteo, de burla: no hay nombre, ni apellido, ni cuerpo, ni rostro. Sólo un par de bigotes. Y dibujados. Los trazos pretenden frescura y cordialidad, pero el referente al que aluden es su antónimo por excelencia. Así que sustracción y contradicción evidentes primero.


Perturba y violenta además y sobre todo la imposición de ese ícono a cuanto ser viviente camina por el planeta. Recordarán la anterior campaña, la preparatoria para este mazazo (con perdón) estético y ético actual, la de “Todos con bigote”, una ambigüedad supuestamente pícara, pero insufrible desde donde se la mire. ¡Les pusieron bigotes hasta a los perros!


Y en los enormes, caros, profusos afiches que se ven ahora son las mujeres y las jóvenes los soportes humanos del bigote. Y se muestran felices. Corrijo: se hace ver a las mujeres felices con bigotes. Más violencia, imposible.


Pero no, no es imposible. Fabián dice que se optó por “bigotazo” porque “bigotudo” invita a una rima fácil. Desconfío de ese motivo. La idea del “bigotazo” comprime y expande a la vez la razón intimidatoria. Con la partícula –azo se forman “nombres de acción violenta o de golpe”, según el diccionario de María Moliner, que menciona en segundo término la formación de aumentativos y despectivos. Manotazo, golpazo, perrazo, cachetazo. O como dice un aviso por radio Universidad-calf que pide justicia para Carlos Fuentealba: “Bigotazo rima con balazo”.


Que el “bigotazo” sea anunciado por la expresión “se viene”, habla de algo inevitable, como las catástrofes, las enfermedades y las desgracias. Y que todo este menjunje de sustracciones, contradicciones, acciones violentas, golpes, mujeres felices con bigotes, aumentativos y despectivos, más anuncios fatales y lúgubres venga en combo con ¡la esperanza! da como para poner un punto y basta, basta, por favor, basta.


Ja. Hay más, ingenuos. Esta semana el gasto en afiches vino por el lado de las palabras, en rojo sangre, como la esperanza que vuelve. ¿La frase? Compare y decida. ¿Perdón? Sí, compare y decida. ¿Es que se trata de un electrodoméstico? Más o menos. Comparar y decidir respecto de un algo, un candidato en este caso, es una frase estrictamente obtenida del repertorio financiero. Copiada o no, alude a la recomendación que se hace a los compradores de un artefacto o de un servicio. Para no hacerla más larga y remitirlos a las fuentes, aquí va, como despedida, parte del texto en el link del Banco Central de la República Argentina denominado justamente “Compare y decida”. Que se diviertan.


“Para comparar productos haga clic. “Al igual que en cualquier proceso de contratación, sea la compra de un electrodoméstico, un automóvil o la apertura de una caja de ahorro en una entidad financiera, la búsqueda de información es la base para tomar una decisión inteligente. Para facilitar este proceso, el Banco Central implementó un régimen específico que presenta en forma clara y transparente las características y los costos de una serie de productos financieros. Es lo que denominamos Régimen de Transparencia”. (N. de la R.: Textual) www.clientebancario.bcra.gov.ar/compareydecida/comp010000.asp



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